Rezaba una canción que "los genios no deben morir", algo que repetimos cada vez que alguien admirable nos abandona. Ya que la fórmula para evitar el destino de todo hombre es, de momento, desconocida, damos gracias a que la fotografía se convierte en la memoria de esos genios. Esos genios fotógrafos.
Hace unos días murió la fotógrafa Eve Arnold, la primera mujer en formar parte de la Agencia Magnum, con 99 años de edad a sus espaldas y dejando un grandioso legado de fotografías. Aunque son míticas las que realizó de Marilyn Monroe durante el rodaje de Vidas rebeldes, retrató a muchos otros grandes personajes, como Jacqueline Kennedy o la reina Isabel II, hasta el punto de que recibió en 2010 en Cannes el reconocimiento a una vida dedicada a esta profesión, en los premios Sony World Photography.
Fue su particular modo de mirar la vida, de retratar, lo que la encumbró. Y si rezaba la canción que los genios no deben morir, por suerte, su legado no lo hará.
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