Cuando a alguien se le pregunta en la actualidad por qué o cómo decidió hacer fotos, muchos responden que es algo aprendido, una necesidad o un modo de expresión. Sin embargo, esta película trata de cómo una casualidad descubre a una señora de clase baja que la fotografía forma parte de ella.
La película, dentro de una historia al más puro estilo de Las cenizas de Ángela, muestra cómo una persona que jamás se lo había planteado descubre que la fotografía es parte de ella, que tiene un don especial para mostrar el mundo, algo a lo que contribuye el personaje dueño del estudio fotográfico.
Gracias a esta película sueca, dirigida por Jan Troell, podemos observar cómo se nutre de su entorno para realizar fotografías y cómo, la fotografía, le va abriendo los ojos en otros aspectos. Además, para los amantes de las cámaras antiguas, es un buen ejemplo de cómo se trabajaba con las cámaras de fuelles, las placas y el proceso de revelado.
Merece la pena.
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