Más allá de "sexo, drogas y RnR"

¿Quién no ha soñado con ver a Elvis Presley sin su traje en una escena totalmente cotidiana? ¿Desayunaría lo mismo que yo John Lennon? ¿Qué harán los Rolling Stones cuando se reúnen en una habitación? Y es que, a quién no le ha pasado alguna vez que, tras ir al concierto de alguno de sus ídolos o de escuchar uno de sus discos, se ha preguntado cómo son detrás de la escena, en su día a día. Y como ya sabemos que una imagen vale más que mil palabras, la fotografía en este caso se entiende como un reflejo de esos mitos musicales que, mostrándonos escenas que están fuera de nuestro alcance, favorecen a generar una mitificación de esos grupos y personajes que nos hacen sentir ese algo que tiene la música, además de crear patrones por los que muchos amantes de la música se rigen.


La imagen de estos artistas muchas veces se ve reforzada por la concepción que nos hacen y hacemos de ellos mediante las fotografías que se publican en revistas, los propios trabajos de arte que se realizan para los libretos de los discos, pósters y carteles o los vídeos musicales, y más aún cuando hay fotógrafos que se dedican a seguirlos y a mostrar cómo son tras el escenario, qué comen, cómo duermen, cómo se relacionan y sienten. Dice Martin Scorsese en un documental sobre los Rolling Stones que lo que más le gusta de poder ver todo eso que hay detrás es que “te hace sentir que estás ahí”.

La música, que ha sido y es uno de los pilares culturales más potentes en la que confluyen no sólo los sonidos y letras, sino diferentes modos de vida, estética y hábitos de consumo, se ha aprovechado siempre de ese factor que juega la fotografía: el poder para transmitir. ¿O imaginan ser seguidores de alguien a quien no le ponen cara?

Paco Rodríguez, dueño de la tienda de discos Naranja y Negro en Alicante, además de miembro del grupo Los Flamin Guays, dice que “la fotografía es a la música, lo que los libros de caballería a Don Quijote. Es lo que te vuelve loco, la primera manera de conocer más 'personalmente' lo que se esconde en los surcos del vinilo. No concibo escuchar un disco sin escudriñar la portada, sin rebuscar en mil publicaciones las fotos de mis ídolos, haciendo desde cosas absolutamente normales a acciones delictivas. La imagen cautiva y te muestra facetas de esos ídolos que ansías conocer, y eso hace que idealices a los artistas”. 

Los fanzines y las revistas musicales, que más tarde también se vieron influenciadas por el poder de la televisión, la retransmisión en vivo de conciertos y por la importancia que adquirió el videoclip, fueron (y siguen siendo) referentes fundamentales para cualquier fan que deseaba saber más sobre sus ídolos. Y aunque parezca que cuando hablamos de estrellas musicales lo primero que viene a la mente es el mítico “sexo, drogas y Rock&Roll”, hay otros tantos movimientos musicales y grupos que se han convertido en verdaderos iconos que no transcribirán. ¿Ejemplos? No hay más que irse a los mod en los 60, el punk y la cultura DIY, el bebop unido al movimiento beat, todo el movimiento hippie, la movida madrileña… y otros tantos que son considerados referentes de épocas o estilos musicales, e incluso de vida, que siguen siendo tomados como ejemplos a seguir.

Blanca Galindo, fotógrafa murciana que ha trabajado con diferentes grupos, defiende que actualmente la imagen ha adquirido una importancia vital para los músicos. Afirma, refiriéndose a esa fuerza que le da la imagen a los trabajos de los grupos, que “hoy en día cuaja que haya coherencia en todo el proyecto en sí. Hay grupos con los que he trabajado a nivel de imagen y lo que se busca es “un todo” representativo, como el caso de Klaus&Kinski. Y más allá de que te guste su música es un valor añadido”.
 

Joan-Miquel Tomàs es antropólogo y cree que la fotografía en este caso es “un vehículo de transmisión de patrones simbólicos”. Cuando observamos las imágenes de nuestros ídolos, quizás de manera preconcebida tendemos a asociarles determinados estilos de vida y cánones estéticos. Es decir, ¿quién se imaginaría a cualquier integrante de los Ramones vestido de traje y comiendo una ensalada? El gusto por un determinado estilo, en este caso, es el que determina algunas conductas o hábitos de este patrón (el músico). Tomàs añade que “la asociación de estilos de vida y cánones estéticos en determinadas ‘instantáneas’ hace que todos prefiramos mostrar, o al menos intentarlo, el lado mejor, la postura más cercana a lo que es lo mismo, la imagen de nuestro ideal”. Es decir, que estos artistas sí se convierten, en muchos casos, en el ejemplo a seguir y los que crean determinadas estéticas. Paco Rodríguez afirma que, por ejemplo, para él "la portada del primer LP de los RAMONES marcó muchísimo la estética de los que alguna vez nos consideramos PUNK ROCKERS. Recuerdo cuando hace más de 20 años al cruzarte con alguien que llevara una camiseta de los Ramones y unas Chuck Taylor te hacía latir el corazón por que sabías que era 'uno de los nuestros'".

Sin embargo, hay algo que va más allá de la estética y de la propia música: qué es lo que realmente nos intriga cuando observamos las fotografías de nuestros ídolos. ¿Qué queremos ver: estrellas que destrozan habitaciones de hotel o personas normales?


Si nos vamos al trabajo de fotógrafos que han acompañado giras musicales o que han sido retratistas de diferentes escenas musicales o grupos, desde la mítica gira de Annie Leibovitz con los Rolling Stones, en la que se enganchó a la droga y vivió como una integrante más de la banda, o la que Robert Frank, considerado el fotógrafo de los americanos (y el fotógrafo beat por excelencia) realizó al mismo grupo y a otros tantos (como en este vídeo con Patti Smith); las fotografías inéditas de Bob Donis (ex promotor de conciertos de The Beatles) durante su segunda gira por los Estados Unidos (que fueron escondidas durante cuarenta años, hasta que el autor falleció y su hijo decidió editar un libro con ellas) o hasta el cercano caso de la movida madrileña, donde en la actualidad contamos con un registro visual compuesto por la obra de múltiples artistas (desde Alberto García-Alix, Gorka de Duo, Ouka Leele o Pablo Pérez Minguez), y otros tantísimos, observamos que tienen en común puntos como las escenas que retrataban: más allá de meras imágenes para publicidad del grupo, sino también entendidas como un reflejo de la época, los modos de vida de los que compusieron cada movimiento e incluso las poses que adoptaban los protagonistas. Incluso un poco más allá: lo que nos intriga.



Y es que, ¿qué hacen nuestros ídolos cuando no los vemos? Paco Rodríguez dice sobre esto que "el público está hambriento de morbo, tanto en la música como en programas como Sálvame. Mostrar imágenes de Lou Reed fingiendo que se inyecta heroína con un boli bic vende mucho mas que verlo con una guitarra en los camerinos. Ver a Mick Jagger con la mandíbula desbocada hace que idealicemos esa vida de placeres, el típico tópico de 'sexo, drogas y RnR'. Entre que el público potencial busca el morbo extremo para idealizar más y más a sus héroes y que ciertos fotografos tuvieron la suerte/capacidad de estar en el preciso momento, el endiosamiento es lo más normal".

Pese a ello, a todo hijo de vecino le gusta imaginarse a sus ídolos haciendo lo más normal del mundo. Paco añade que adora "ver imágenes de John Coltrane haciendo cosas tan normales como fumarse un puro o estar sentado leyendo un libro. Verlo tocando el saxo es impactante, pero ver que es un ser humano que hace las mismas cosas que millones de personas me acerca más al personaje y a la persona". Y no por ello es extraño que señale como algunas de sus fotografías favoritas las que Oliver F. Atkins tomó a Elvis con el presidente Nixon, o del ya decadente Elvis por Peter L. Gould, que muestran otras facetas de uno de sus ídolos.


Mario Franco, fotógrafo especializado en conciertos, señala que las imágenes de un grupo en la carretera (es decir, las fotos de una gira) son muchísimo más interesantes que cualquier foto de un concierto, por ejemplo, ya que "las fotos del grupo tocando son solo el resultado, el último peldaño de todo un currazo de meses y meses. Es como la explosión de un cohete, algo bonito en el momento, pero fácil y evidente". El recurso de subir a la furgoneta al fotógrafo y convertirlo en uno más de la gira parece algo tan agradecido por los fans que hasta artistas comerciales se han sumado, o véase el caso de Lady Gaga acompañada por Terry Richardson (lo cual parecía una mezcla peligrosa) y que ha dado como resultado un libro de fotografías que se vende como churros, pese a los 30 y algún euros que cuesta (y que ya les gustaría cobrar a muchos fotógrafos por un libro). 

Y es que vemos que, en eso que decía Scorsese de que la fotografía te puede hacer sentir "que estás ahí" y que te puede transportar a lugares, conciertos o acercar a personajes, lejos queda de un mero tópico donde el sexo, las drogas y el RnR, dejan hueco a otras tantas facetas.

Como un fan
Si hablamos de Mario Franco, fotógrafo murciano especializado en fotografía de conciertos y grupos, no es extraño afirmar que “es fan”, o al menos así se definió al presentar su trabajo Minigira, realizado durante la gira del grupo murciano Radiola para promocionar su disco Miniserie. En su adolescencia se dedicó a editar algún fanzine y a leer fervorosamente revistas de música, como Popular1 o Heavy Rock, con lo que no es extraño observar cómo en su evolución, en la que de músico pasó a fotógrafo, hasta Minigira, podemos ver aquello que le interesa realmente de la escena y de las historia que se cuecen durante la gira. No es raro, pues, que afirme que cuando era pequeño y veía las películas sobre Jesucristo en Semana Santa en la tele le preguntara a su padre: ¿es que el señor no iba al wáter?

Cuenta que la primera cinta que le grabaron tenía a los Sex Pistols por una cara y una recopilación de 14 temas de rock por la otra. “Alucinaba escuchándola y no tenía ni idea de la pinta que podían tener esos tíos que se desgañitaban al otro lado de mi altavoz. La verdad es que eso me daba igual, eran otros tiempos y el rock no estaba para nada presente en los medios, así que me conformaba con pegar saltos por mi habitación con una raqueta colgada en una cordonera o emulando un pie de micro con una lámpara de pie. Pero a las pocas semanas de actuar como un destrozahoteles en mi propia habitación (sin saber siquiera lo que era eso) compré mi primera revista de Rock y fue cuando vi las pintas que tenían Iron Maiden, Johnny Rotten, Ramones, Metallica, Guns and roses… y reconozco que su imagen me impactó bastante, aunque no me resultara del todo estrambótica ya que en el “rockpop” ya podíamos ver a Radio Futura o a Alaska”.

La cultura visual que fue adquiriendo mediante estas revistas podemos verla reflejada en su proyecto Minigira, donde rindiendo tributo a esos inicios de adolescente fanzinero ha creado, con las imágenes de la gira y un texto de Charly Mondadientes (del cual dice que “era beat antes de conocer a Kerouac”) este fanzine, además de un vídeo para su promoción donde podemos ver algunas de las grabaciones que realizó durante su viaje con el grupo.


Actualmente vende los fanzines (que son una edición limitada y numerada) en los conciertos del propio grupo, donde monta lo que él denomina como "un tenderete".


Tour or die
Tomarse una gira como “una excursión con tus primos y primas” es cosa, si no, de Blanca Galindo. Esta joven fotógrafa murciana, que ha trabajado en la imagen de grupos como Klaus&Kinski o Alondra Bentley, se refiere así a su experiencia acompañando a los grupos Agent Ribbons y Za! durante su gira europea, a la que dieron el título de Tour or die y durante la que recogió el material fotográfico que ha ido mostrando a través de un blog y la introducción a un documental con las imágenes grabadas durante la gira, en el que colaboró la artista visual Francisca Pageo para el arte.  


Blanca, que conoció la música de las chicas de Agent Ribbons durante un concierto en un garaje en Santa Bárbara del que se tuvo que ir “con las ganas de comprar uno de sus CD’s customizados” ya que no pudo quedarse al final, los recibió finalmente mediante su manager al enviarle las fotos. Cuenta que, años más tarde, asistía al Tanned Tin en Castellón y… “¡Sorpresa! Allí estaban ellas”. Tras tomar contacto con las integrantes del grupo y de que “surgiera el amor, más allá de que me encante su música y que crea en su proyecto, además de que es una buena excusa, sin más, para estar con ellas”, Blanca se incorporó a la gira en la que realizó este trabajo.

Además de contar con parte de este trabajo en analógico y de no perder su especial modo de mirar (cuenta en su currículum, además, con el primer premio en el Young Photo Bands con una instantánea de un concierto de Au Revoir Simone, que organizó FNAC Murcia) afirma que lo más importante para ella era estar allí, “y así fue, al final tocaba hasta la pandereta”.

Y aunque ahora mismo prefiere “girar sola”, ya que está centrada en otro tipo de trabajos, afirma que podría viajar perfectamente con su amiga Alondra Bentley, a la cual ya ha realizado fotografías en otras ocasiones, que repetiría con Agent Ribbons y que se iría con Seabear porque “son muy divertidos”. Y aunque Blanca opina que actualmente el hecho de que un fotógrafo acompañe a una gira es, más que importante a nivel de reportaje, un recurso publicitario para el propio grupo, continuará realizando otros trabajos relacionados con el mundo de la música. Ya lo decía ella: tour or die! 


5 comentarios:

  1. Un excelente, excelente artículo ;)

    ResponderEliminar
  2. Me ha gustado muchisimo, todo un placer participar en esto :)

    ResponderEliminar
  3. Un artículo realmente bueno. Mi felicitación.
    Jam

    ResponderEliminar
  4. oleee! Completo, apasionado, crítico... te sales Paola!

    ResponderEliminar